La Fuerza de la Voluntad.
Por mucho que el hombre se
extienda con su conocimiento, por muy objetivo que le parezca que es él mismo,
lo único que obtiene de ello es su propia biografía. Nietzsche.
A veces me despierto con la alarma del reloj y en otras
oportunidades le pido a mi esposo que lo haga el, porque prefiero oír su voz
que el sonido del despertador, sobre todo cuando he tenido un día de gran
trabajo y el cansancio se apodera de mí.
La aplicación de este criterio es que debo cumplir con una palabra
otorgada, con un compromiso adquirido y es que he puesto el énfasis de mi vida
en la noción de un poder para y no en
un poder sobre. En otras palabras, vivo la vida disfrutando y
cumpliendo. Vivir creyendo que la vida y las circunstancias nos poseen, nos
hace instrumentos de dominación y sometimiento, en lugar de protagonistas de
nuestras vidas.
Bástenos creer necesario que debemos hacer todo lo que
nos provoque para que comencemos a colocarnos en situaciones complicadas. Ese pensamiento
mágico de que todo va a ocurrir solo porque me lo merezco y el tiempo todo lo
arregla no nos ha permitido avanzar en el territorio donde queremos estar. Urge
cambiar este modo de ir por la vida si deseamos ver frutos que alimenten
nuestra voluntad, nuestra disposición a hacer a pesar de los obstáculos.
La fuerza de la voluntad no es más que la decisión de
utilizar el vigor para crear normas de conductas personales que me permitan penetrar
a ese lugar donde quiero estar. Llego el día de asumir la responsabilidad de
nuestros actos, de dejar de culpar a los demás y de decidir levantarnos de la
silla de la comodidad y la excusa. Que lo vivido sea suficiente para revisar
tus pasos, que los años que te queden sean el escenario de asumir tu vida y dejar
a los demás que hagan su parte. Y por sobre todo que esta fuerza de voluntad sea para
construir. Que tu vida sea un delicioso aroma que impregne de ánimo donde
quiera que vayas.
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