De duelos y pérdidas.
“Toda perdida amerita un duelo. La Perdida es un quebrantamiento de lo esperado, de lo soñado, de lo planeado, de mi futuro”.
Mayela Carrillo Blanco.
El Duelo es el proceso de despedirse del dolor y la tristeza causada por una perdida, sea física, emocional, social, material o de cualquier índole, donde me desprendo de su significado para sencillamente volver a vivir. Una pérdida es la separación, el distanciamiento de algo que a uno -de alguna manera- lo constituye. Uno pierde lo que es propio, lo que a uno lo conforma. Toda pérdida implica un espacio, un lugar, que queda en ausencia. Cuando ocurre la pérdida se presentan un conjunto de reacciones de tipo físico, emocionales, psicológicas, sociales (entre otras) que a su vez implica un proceso más o menos largo y doloroso de adaptación a la nueva situación. Es a través del duelo que me despido de la tristeza que me acompaña desde que perdí lo que amaba y que ahora me doy cuenta que necesito. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la perdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.
Hemos utilizado mucho tiempo en querer entender lo que ha ocurrido, porque paso?, como fue que me paso a mi? y en este momento lo más importante es que hacemos ahora que ya lo amado no está. Es resolver mi necesidad de compañía, es responder a una pregunta que no sabemos contestar: ¿Qué hago ahora sin ti? Y es el duelo lo que nos llevara a disfrutar lo único que en realidad poseo, mi presente. Solo cuando somos capaces de recordar lo perdido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en la vida y en los vivos, es que estamos en presencia del duelo resuelto. Cuando lloramos ante una perdida, en realidad estamos llorando por la perdida y por nosotros porque ya no se que hacer sin lo que perdí. Por ello toda pérdida implica la necesidad de una elaboración tendiente a recomponer en alguna medida este espacio que ha quedado vacío. Una elaboración que le permita retomar la energía que dedicaba al objeto perdido, para poder dedicarlo a otra cosa.
La pérdida constituye un daño y es también lo que puede motorizar la búsqueda de nuevas relaciones, de crecimiento, de incorporación de cosas, de ampliación de eso que a uno lo constituye. Dependiendo de nuestra primera experiencia de perdida, de desprendimiento, dependerá en el presente nuestra manera de enfrentar nuestra frustración ante lo perdido. Cuando una persona se detiene ante la pérdida, como si quisiera devolver el tiempo, en realidad está deteniendo todo su presente, y no se está permitiendo vivir el dolor. Si Ud. está teniendo problemas para responder a las pérdidas y está constituyendo un obstáculo para que Ud. se desenvuelva, es bueno recurrir a otros que puedan realizar un aporte. Busque ayuda, hay otro que le necesita y están sufriendo por verle así.
Comentarios