La terapia permite adquirir habilidades para comunicarse asertivamente, trabajar para
resolver problemas y manejar los conflictos. Estos factores son determinantes para crear y establecer una relación sana
y amorosa con nuestro entorno, creando vínculos y relaciones respetuosas y
responsables.
Podemos prevenir situaciones muy dolorosas y
también afrontarlos adecuadamente, brindando así: una buena comunicación, valorar
la importancia de las diferencias, mirar las expectativas, construir sobre las fortalezas,
desarrollar la capacidad de trabajar en la mejora de la relación como un equipo, vincularse consigo mismo y con el otro
desde el amor.
A veces las
discusiones sin importancia pueden convertirse en un puente destruido que hace
imposible reconstruir lazos amigables. Criticar, insultar, herir solo separan y
destruyen, no tienen un objetivo que conlleve a estabilizar la relación y
mejorar la comunicación.
La convivencia suele comenzar con alegría y
futuro prometedor, y puede convertirse en una experiencia frustrante, pero las habilidades y las actitudes asociadas a las buenas relaciones se
pueden aprender. Las buenas relaciones exigen trabajo. El mejor elemento
para predecir el futuro de una relación no es el amor que se tienen dos
personas, sino la forma en que resuelven los conflictos y desacuerdos.
Si queremos construir relaciones duraderas
será necesario, en un alto porcentaje, ir a terapia para aprender a valorar a
las demás personas que son diferentes a nosotros, aprender a elogiar y darles
un lugar de honra por lo que son y hacen. Si quieres mejorar, potencializarte y
ser una fuente de agua que sacia la sed de muchos, busca ayuda.
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