El
En honor a Francisco Blanco
A través de nuestros padres podemos conocer la historia
de nuestros antepasados, a través de ellos aprendimos a relacionarnos con
nuestra pareja, mirar cómo fue nuestra relación con y entre ellos, nos permite
aclarar la forma en que nosotros actualmente nos estamos relacionando. Es
importante revisar la manera en que los estamos mirando, porque no importando
la edad que tengan ni en la condición y situación en que estén, siguen siendo
nuestros padres, de ellos tomamos la vida y son nuestro modelo, hayan estado
presentes o ausentes en nuestra crianza.
Hoy quiero hablar de papa, en nuestro país, según
estudios, hay una carencia paterna y eso dificulta que le miremos tal cual como
es, porque está acompañado de dolor. Mirar a nuestro padre con todas sus
ausencias nos ubica en nuestras debilidades vinculares y las herramientas que
debemos adquirir para asertivamente acercarnos a nuestro entorno. Cuando podemos reconocerlo y nos adecuamos a esta visión, entonces
podemos tomar toda la vida que viene de él, pero cuando interiormente lo
rechazamos, cuando le reprochamos,
cerramos nuestro corazón a la vida. Entonces nos quedamos con una parte.
No pudimos elegir a nuestro padre y tampoco
pudimos decidir cómo le necesitamos, lo que si podemos es mirarle hoy y
agradecerle la vida, sea como haya sido y tomarla y hacer algo útil con ella.
Aceptar que lo que hoy somos fue influenciado por su presencia o ausencia y por
las formas que uso para acercarse o no.
Cuando rechazamos lo que vivimos con papa,
sufrimos y vivimos en una lucha permanente, en una persecución, buscando
justicia en ese amor fracturado que no pudimos recibir.
Hoy quiero agradecer a Francisco Blanco, mi
abuelo materno, quien me tomo, me cuido, me hizo la vida más fácil y me
respeto. Nunca uso la ausencia de mi papa para destacarse, lo que sí hizo fue
darme un lugar y amarme. Ya no está, pero su presencia, su orden, su
responsabilidad, su entrega forman parte de mi personalidad.
Gracias Francisco Blanco por recibirme y
aceptarme, hoy miro a los dos, a mi papa… gracias por la vida y a mi abuelo…
gracias por cuidarme. Los miro y los tomo e íntegro en mi corazón.
Comentarios