Ayudar es cooperar, cuando lo hacemos terapéuticamente
nos referimos al conjunto de medios de cualquier clase, cuya finalidad es la curación
o el alivio (paliación) de las enfermedades o síntomas con la intención de
Curar (cuidar).Un terapeuta es
aquella persona con habilidades especiales obtenidas a través de la formación y
de la experiencia, en una o más áreas de
la asistencia y que en su labor: ofrece apoyo.
Ayudar es una calle de doble sentido, uno va y otro
viene. Cuidado con los que piden ayuda pero en realidad quieren que Ud. se
encargue de ellos. Otros piden ayuda pero quieren dirigir el proceso. También
encontraremos los que esperan un mesías emocional y por supuesto no faltara el
terapeuta que lo quiera hacer todo, violentando el sistema del cliente.
Para ayudar existen diferentes formas, la de
sustitución, actuar en el lugar del otro y la sana: doy las herramientas y el
cliente se encarga de aplicarlas y decidir. Es bueno tener claro que: no debo
ayudar para, no debo ayudar por, lo que si es necesario es ayudar con el cliente, respetando su ritmo y su
experiencia.
Es posible y necesaria una alianza terapéutica: provocar un espacio
terapéutico, un lugar propicio al intercambio de confidencias en un clima de
respeto y de confianza, que las estrategias terapéuticas sean adaptadas a las
necesidades, situación, y ritmo del cliente. Además, si él siente que es parte
integrante de su proceso de cambio y que sus competencias son puestas a
contribución, su compromiso en su proceso está en parte ganado.
La ayuda
terapéutica sana va dirigida a brindar herramientas relacionales a problemas
relacionales, a hacerlo sencillo, a soltar las amarras, a facilitar el proceso
de despegue del atajo para volar con sus propias alas y no con las del
terapeuta.
La ayuda
terapéutica sana incluye a un terapeuta que no se crea el artista principal de
la obra, que mire al cliente con respeto y reconozca que solo es parte de un
proceso que no le pertenece y que al final lo que le quedara es la satisfacción
de un trabajo bien realizado, con la conciencia de que el cliente tiene vida
propia y derecho de elección.
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