Das
poco cuando das tus posesiones. Es cuando das de ti mismo cuando realmente das.
Khalil Gibran.
La
aceptación es el reconocimiento de la existencia de lo que está afuera de
nosotros, lo cual nos hace vulnerable y nos enfrenta al poder real que
poseemos. La aceptación consiste en reconocer lo que hay, permitir que se
acerque y dejarle estar cerca. Si bien prodigamos la unión, el amor y la
tolerancia, la verdad es que muchas veces esas palabras se quedan en nuestros
labios y somos reprobados en la práctica. Discriminamos y experimentamos el rechazo, ambos van de la
mano, son extremos, lo cual nos hace sentir represalias significativamente
fuertes por desear ser diferentes. Igualmente, dos personas seriamente
involucradas en lo suyo (religión, deporte, ideología) experimentan una
disyuntiva tan severa que les toca vivir el rechazo solo por poseer un dogma
distinto. Todavía hay personas que confunden tolerancia con aceptación, podemos
ser tolerantes y seguir rechazándonos, es un gran conflicto. Parece que nos ha llegado el tiempo de aceptar
nuestras diferencias y dejar de amar de palabras, para amar en el servir y en
tiempo real. No
olvidemos que muchos de los derechos que gozamos hoy fueron forjados por
precursores al cambio. Cambio que vino como resultado de máximos sacrificios. Y
este grupo de forjadores, sin lugar a duda, tuvieron que aceptar la realidad
presente, con todas las dificultades, para poder asumir la intervención en
estos asuntos y actuar.
Así es la aceptación, es una parte tan importante de la felicidad (moverte hacia lo
que te conmueve), que trae satisfacción, salud, placer y bienestar. El tiempo sigue pasando, la gente
hace lo que hace, las cosas son como son y nuestra única opción es: "¿Lo
acepto, o no?" Si lo aceptamos, fluimos
con todo. Le permitimos a la vida que haga lo que ya está haciendo. Si
rehusamos aceptarlo, generalmente sentimos presión, dolor, frustración,
ansiedad y enfermedad. Tenemos conflicto con lo que es. El conflicto, en su
mayor parte, sucede dentro nuestro -- donde hace más daño.
Aceptar
no es lo mismo que gustar o estar feliz con algo, o aun tolerar. Es simplemente ver algo como es y decir:
" Así es". Es ver lo que está pasando y decir: " Eso es lo que
está pasando”. No es estar de acuerdo y vivir en el sufrimiento, es decir: esto
es lo que hay y decido mirarlo. Es involucrarse en lo que ya está y decidir,
sigo o no.
Al no aceptar tratamos de controlar al mundo. Queremos que nuestros
"tendría", "debería" y nuestras exigencias gobiernen el
mundo. No funciona así. Sencillamente, no
funciona así. Las personas se ven diferentes, tienen voces diferentes, se
visten diferentes. Pueden tener costumbres, antecedentes culturales, creencias
y practicar religiones diferentes. También pueden tener diferentes habilidades,
vivir en casas diferentes y pertenecer a diferentes familias. Es preciso señalar que nuestra historia goza de una
rica variedad de situaciones donde el hombre tuvo que demostrar su habilidad
para readaptarse a limitantes y difíciles situaciones. Como miembros TODOS de
un mismo mundo, necesitamos luchar para garantizar cambios que edifique
nuestras experiencias a vida y en la búsqueda de la misma. Celebremos
las diferencias y hagamos alianzas, solo así enriqueceremos nuestra vida.
Aprendamos a aceptarnos y abrir espacio para nuestro prójimo.
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