Amar es una decisión, cuando se ama, se decide
entregar, dar, ser pacientes y establecer límites, elegimos relacionarnos desde
la construcción. Si decido amar sin parar es un reto, es un continuo de
acciones que siembran mi cosecha futura.
Cuando decides amar sin parar, te liberas de las
condiciones, de las exigencias y de la amargura. Es tomar de la mano el afecto,
la amabilidad, el respeto y la comprensión. Es renunciar a yo tengo la razón, para darle paso a construyamos juntos, y es que no importando si tienes un vínculo o
no, siempre tendrás que relacionarte con tus semejantes, con tu prójimo, con
tus amistades y hasta con los que no están en el círculo de personas gratas. Es
contemplar lo que está pasando y tomar
distancia y aprender a vivir en el mundo sin olvidarte de quién eres en
realidad.
Te
propongo encontrar un espacio para ti, donde las exigencias de cada día no son
ni lo prioritario ni lo urgente, donde lo fundamental no dependa de la
aprobación de los otros, sino que responsablemente asumas tus decisiones. Que
acercarte a los demás sea satisfactorio y para ello necesitas el contacto real,
en el que te separas de las máscaras y te atreves a asumir lo auténtico.
Reconocer
que eres frágil, de carne y hueso, con habilidades y debilidades, sin súper
poderes, que te cansas, enfermas, te sanas y vives, es el inicio de un amar sin
parar porque has comenzado a mirar a los demás como te ves a ti y aquí viene la
renuncia a la
auto/compasión, la auto/exigencia y el apropiarse de la mirada respetuosa que
te permite observarte y sentirte, donde el respeto y reconocimiento no es igual
a aprobación.
Amar sin parar, es acercarte a ti, para contar contigo. Solo
así honrarás tu vida y la de los demás desde el amor, desde sus necesidades y
deseos más genuinos sin querer solucionarlo todo.
Te animo a decidir amar sin parar, es una decisión personal,
que no depende de quién merece mi amor o quien tiene la razón, ama, vive, vibra
sin desmayar.
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