Pasamos
mucho tiempo pensando y buscando con quien pasar nuestra vida y se nos olvida
que la mejor compañía somos nosotros, en quien reside las experiencias y
vivencias- Muchas veces escucho en terapia sobre el aguante que requieren para
no quedarse en soledad y en realidad lo que requieren es valor para vivir
consigo. Masticar nuestras dudas sin procesarlas, solamente enlentece nuestra
toma de decisiones y fortalece la capacidad de quedarnos en la zona de confort
esperando el acto mágico para perpetuarnos en la comodidad. Para vivir conmigo,
requiero abandonar mis excusas y tomar mis razones, imperiosamente debo revisar
mis autosaboteos, agradecer lo que hay y tomarme con todo.
Pasar
tiempo en el pasado para contemplar lo que no pudo ser y divagar en el futuro
soñando lo que tal vez no ocurrirá son enemigos del habitar el presente y su
verdad.
No creo
en planes secretos y agendas ocultas para ser feliz, solo creo en abrir el corazón,
dejar que el Creador pose y anide para inspirarnos a movernos hacia lo que nos mueve. Es caminar hacia el
encuentro de mi alma y considerar nuestras preferencias para anclar y
sencillamente ir a tierra firme. Cuando nos encontramos con nuestra alma y
avanzamos con ella, trascendemos.
Abonar el
terreno, dejar los espacios adecuados en la plantación, permite sembrar y
esperar la cosecha, que tal vez nos haga derretir pero da una satisfacción al
ver el fruto y construir nuestra estructura, para luego habitar en ella y
bendecir cada paso con sus bemoles y lluvia inspiradora.
Solo así
podre vivir conmigo, asumiendo, tomándome y amándome para solo así, estar
disponible para entregarme y recibir.
Te invito a vivir contigo y luego podrás
vivir con los demás, animo solo se trata de conocerte y andar.
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