Con mucha frecuencia estoy observando personas que se
encuentran en las relaciones desde necesítame
por favor, y es rico sentir que podemos apoyar a otras, lo toxico de esta
manera relacional es la dinámica que surge de dichas uniones. Primero el
acercamiento es piadoso, luego viene el posicionamiento y por último la etapa
te tengo en mis manos y ahora perteneces a mi colección de juguetes, quizá y si
te portas bien te daré algunos beneficios y hasta en algunas oportunidades
podrás decidir pero solo recuerda que me necesitas.
Este juego es muy nublado, lo cual dificulta la
identificación de roles y es que después de tantos favores y ayudas, como voy a
decirte que por favor te distancies porque siento la asfixia cercenando mi
caminar.
Este sentimiento nos hace sentir culpables. Culpables
de no poder agradecer todo el bien recibido, culpables de sentir sentimientos impuros,
culpables de haber ingerido tu ofrenda y ahora en lugar de reverenciar, quiero
vomitar lo que un día me sano o salvo de una necesidad.
En esta neblina relacional nos movemos y solo si
apretamos el paso podremos salir de la confusión y mirar hacia atrás para
observar tal cual es, lo que ocurrió y todas sus consecuencias. Es así que
puedo ubicar lo sentido y habitar lo vivido. Es aquí donde le coloco nombre y
ordeno mi caminar contigo. Me miro y reconozco que sí, que te necesite y que
acepte la ayuda sin protestar, solo que ahora que recobré el equilibrio me doy cuenta de que si te
necesite y tu necesitabas que yo te necesitara. Más allá de un trabalenguas es
el desnudar una dinámica sumamente cruel que nos encadena y que tal ayuda solo
fue el candado que cerró la puerta de nuestra celda.
Hoy que puedes mirar lo que paso, te invito a sacar tu
copia de la llave y que abandonando las discusiones inútiles y justificaciones,
abras la puerta y salgas, que agradezcas el bien recibido y de manera adulta
puedas decir gracias, gracias por estar, gracias por acompañar y gracias por
permitirte ser instrumento que me muestra en este tiempo que ya crecí, gracias
porque puedo encargarme de mí.
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